Entradas desordenadas:

Facebook no facilita la posibilidad de rescatar entradas antiguas con comodidad, así que el desorden cronológico con que se suceden en este blog se debe a ello. Sólo con tiempo y paciencia se puede ir cada vez más atrás localizando reflexiones y pensamientos dignos de ser recuperados; la búsqueda resulta muy cansadora. Este blog hace una selección de la participación de Brigantinus desde su inicio... e introduce otras posibilidades no previstas en su origen... como "lo que no escribí en facebook" ... que, según creo, es la que encuentro más atractiva.

miércoles, 30 de marzo de 2016

Tertia consideratio

Este grupo se llama "deuteroaprendizaje" que significa "segundo aprendizaje", o sea aprendizaje de segundo nivel: aprender a aprender. Y cuando pensamos en ello pensamos en alguna versión de "aprender a estudiar" como se conoce vulgarmente esta actividad analítica: una reflexión sobre como aprendemos cuando tenemos que estudiar algo. 

Sin embargo falta una palabra para indicar aquella clase de reflexión que no va dirigida a los "estudiantes" propiamente dichos, sino a los que ya estudiaron hace tiempo en la enseñanza oficial y ahora, años o décadas después reflexionan sobre su actividad porque han seguido "estudiando". Si fuéramos lógicos tendríamos que llamar a esta clase de estudios: "el tercer aprendizaje", ya que no se trata de aprender a aprender sino de descubrir lo que a uno le ha ido sirviendo, a través del tiempo, para recuperar aquellas cosas que se estudiaron y para volver a utilizarlas en diferentes contextos.

Quizá alguien que domine la lengua griega se le ocurra un nombre para este nivel de reflexión, similar a deutero aprendizaje. O lo podríamos llamar en latín algo así como "tertia consideratio", según se me ocurre buscar su traducción en el inefable traductor del google.

Lo que quiero decir (y me obligo a reducir mis "sensaciones" a palabras)es que hay un nivel de aplicación de las técnicas de aprendizaje muy tardía y que pocos alcanzan y necesitan. Son aquellos que siguen estudiando en la edad en que se supone deben enseñar o dedicarse a jugar a los bolos en sus momentos libres.

No existe, en nuestro idioma, palabras que identifiquen al que sigue estudiando más allá de haber alcanzado su cúspide productiva; y ya no busca adquirir conocimientos para aplicarlos a un proyecto, o para convertirlos en un medio de vida sino que, simplemente, prefiere seguir aprendiendo para entender lo que, sospecha, en su momento creyó entender y ahora intuye que no lo aprendió bien, o que sacó conclusiones apresuradas y por lo tanto superficiales, o que se quedó a medio camino en algo que tenía más miga de lo que creyó entrever.


Es a esta actividad, y la reflexión que origina, desde la perspectiva de las herramientas que utiliza tal supuesto y raro pensador, a la que me refiero como "tertia consideratio". Por ejemplo; si nos encontráramos, en un decir, en ese supuesto nivel, pronto se haría perceptible que las notas propias son la fuente más importante de datos que nos pueden servir. Y la gestión ( o administración) de esas "notas" una tarea significativa que requiere pensar seriamente sobre ellas: sobre las notas y su tratamiento posterior para que cumplan mejor su función de proveedoras de datos. 

Esta clase de indagaciones son del tipo "tertia", ya que poco o nada interesan a los estudiantes en su etapa universitaria; y raramente llegan a preocupar a los que se limitan a transmitir conocimientos básicos a sus estudiantes; que al fin de cuentas, es lo que intentan, con mayor o menor fortuna, los profesores universitarios.

No confundamos; cualquier profesor, o estudiante, acostumbra a guiarse por sus notas; pero las que me refiero no son recientes, ni tienen un objetivo concreto. Son aquellas que resultan de la reflexión prolongada y oportunamente cerrada en un pasado casi siempre lejano. 

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