7.11.2011
En mi modesta opinión, y luego de largo proceso de reflexión -gran parte del cual lo empleé en luchar contra la confusión que me provocó la propaganda política de izquierda- he he terminado por concluir que los bolcheviques en realidad lo que hicieron fue dar un golpe de estado disimulado con el teatral nombre de "Revolución". La verdadera Revolución Rusa sucedió unos pocos meses antes, en febrero de ese año, y fue la que tuvo como premio la abdicación del Zar Nicolas II.
Éstos, el Partido Socialdemócrata Ruso (bolchevique), no contaban con la mayoría del pueblo, ni siquiera con una parte importante y para más escarnio, a continuación de su particular golpe, se dieron el lujo de disolver La Asamblea Constituyente, en diciembre de 1917, la asamblea más democrática hasta el momento que existía en Rusia y que contaba con delegados provenientes de todo el imperio abarcando el espectro político existente en ese momento. Asamblea en la que los bolcheviques tenían una exigua representación.
Aprovecharon el momento justo, en el lugar justo. Esto es uno de los casos dónde el papel del individuo en la historia fue clave. Sin Lenin no habría existido “Revolución Rusa” ya que la mayoría del Comité Central del Partido Bolchevique no estaba de acuerdo con lanzar ese órdago (incluyendo a Trotski y Stalin). Pero Lenin presionó y logró una exigua mayoría, suficiente para impulsar el mencionado ataque al poder central.
Curiosamente ese papel, el del “individuo”, había sido negado en la historiografía marxista, considerando que los líderes encauzan pero no crean los grandes hechos históricos (véase el libro canónico de Plejánov “El papel del individuo en la Historia”).
Pues bien, resumiendo, sin Lenin, otro habría sido el cantar... y quizá millones de rusos se habrían salvado de la masacre general de los años 30, incluyendo, por supuesto, a los mismos bolcheviques, aniquilados sus cuadros en los juicios estalinistas de mediados de esa década.
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