31.10.2011
Los mitos se diferencian de las leyendas en que éstas tratan de personajes o situaciones reales, que efectivamente sucedieron, aunque no en la forma que la leyenda describe (http://es.wikipedia.org/wiki/Mito#Diferencia_entre_el_mito_y_otro_tipo_de_narraciones).
Pues bien ¿Se plantea un creyente si los relatos fundacionales de su creencia son leyendas o historia? Aquí tenemos una cuestión interesante para analizar.
El mito (como nombre general que incluye también a las leyendas y las fábulas) es diferentemente tratado, según las "reglas de juego" que apliquemos.
En el campo científico, el mito es rechazado porque no se lo considera real, y si se lo estudia lo será en tanto "fenómeno social", una clase de creencias que influyen en la gente.
En el campo político, no importa que el mito no sea real, mientras produzca efectos en el presente su aceptación está asegurada por los militantes.
Y en el religioso, el mito, en forma de leyenda, debe ser creído como real, hechos increíbles que efectivamente sucedieron; cualquier duda o crítica es rechazada bajo severa pena de anatema.
La misma persona tiene un enfoque distinto según se considere en un campo o en otro.
Un científico puede usar su mente racional y su aparato lógico para rechazar una hipótesis que no se sostiene con las evidencias a su alcance; simultáneamente puede creer que es posible una sociedad comunista, fascista, anarquista o capitalista perfecta (aquella dónde la libre competencia rige el mercado sin monopolios o intervenciones que la desnaturalicen); también, paralelamente considerar que el universo fue creado en seis días y que en el séptimo el Señor descansó. Y además ¡sin sentirse que cae en contradicción alguna!
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