Entradas desordenadas:

Facebook no facilita la posibilidad de rescatar entradas antiguas con comodidad, así que el desorden cronológico con que se suceden en este blog se debe a ello. Sólo con tiempo y paciencia se puede ir cada vez más atrás localizando reflexiones y pensamientos dignos de ser recuperados; la búsqueda resulta muy cansadora. Este blog hace una selección de la participación de Brigantinus desde su inicio... e introduce otras posibilidades no previstas en su origen... como "lo que no escribí en facebook" ... que, según creo, es la que encuentro más atractiva.

domingo, 30 de octubre de 2016

Lo felicito Sr. Rajoy

30-10-2016

No voté a Rajoy en ninguna elección, ni tampoco me gusta su política, sobre todo la manera como resolvió la corrupción en su propio partido. Pongo esto por delante para que no se me adjudiquen querencias que estoy muy lejos de tener, y abro el paraguas -antes de que caiga la lluvia- porque se que en nuestro país todo esfuerzo de objetividad ni es creído ni es considerado honrado. Cuando un español medio siente las palabras "seamos objetivos" en seguida se palpa la cartera, para ver si sigue en su sitio. Somos así, y como conozco el paño... abro el paraguas. 

Una vez dicho lo anterior creo que los diarios y la prensa en general -incluyendo otros medios- no le hace justicia a sus cualidades de  jefe de gobierno. Para mí Ud. ha superado, de lejos, a sus oponentes en inteligencia política, y no creo, porque me parece poco factible, que se deba a la casualidad, a su fortuna con el azar, o a la estupidez de sus contrincantes. 

Obviamente la hubo, pero en toda lucha política hay tonterías y equivocaciones que cometen los distintos contendientes. Más aún, visto en perspectiva, tengo que reconsiderar que Ud. haya pecado de inactividad en el tema Cataluña. Al contrario, ha dejado hacer dónde nada podía hacer; y ha dejado hacer dónde haciendo, podía perjudicar aún más a las fuerzas constitucionalistas frente al separatismo catalán. 

En lo que respecta a la política nacional la postura del líder socialista Sánchez era, y es, absurda; irracional por su justificación y suicida por su orientación. 

Irracional porque abstenerse no significaba en absoluto compartir ideas y menos aún políticas, y suicida porque llevaba al sistema a una serie de elecciones encadenadas que terminarían convirtiéndolo en objeto de mofa general. Y si la gente se ríe a mandíbula batiente de un sistema político ¡ese sistema está completamente condenado! 

Sánchez representó muy bien la política tertuliana dónde se puede conquistar el mundo con adjetivos contundentes y luego irse a dormir a casa con el dinero en el bolsillo ganado en la participación televisiva. El mismo hecho de su penetración en el propio PSOE nos demuestra, por si cupieran dudas, que gran parte del pueblo español está envenenado por el infantilismo izquierdista post transición. 

Aquí no hay doctrina, ni análisis real de las clases sociales y las formaciones políticas, sólo palabras vacuas y banderas inflamadas, ondeando en la brisa de manifestaciones callejeras dónde asiste toda la familia, niños incluídos. Luego, el chocolate reconfortante.

A toda esta estupidez concentrada y sabiamente reforzada en los medios de comunicación que buscan vender y hacerle cosquillas en la oreja a su cliente, difícilmente se podría hacer una política racional y a la vez, sobre todo "a la vez", firme con los valores constitucionalistas. 

De ahí que Ud, Sr. Rajoy haya sabido encontrar una tercera vía, aparentemente la más tonta, pero en realidad muy sabia, dadas sus consecuencias reales. 


Obviamente mi análisis no pretende ensalzarlo, sino sólo describir lo que veo, o creo ver. No lo votaré Sr. Rajoy, a menos que cambie radicalmente en su política popular -cosa que no creo que lo dejen sus jefes reales- pero sí le puedo decir que lo felicito por lo bien que ha toreado a estos becerros que querían dejarlo tirado en el ruedo. ¡Es Ud. una persona mucho más lista de como lo pintan los medios españoles, sin excepción! ¡Y de lo que yo creía hace pocos meses, sin ir más lejos!

sábado, 15 de octubre de 2016

Somos Independientes

15-octubre-2016

Un experimento interesante el que comenta El País. Me gustaria saber si se podría aplicar en España. 

Por ejemplo una campaña nacional que abarque todo el territorio y que exprese esloganes como estos: 

"¡Todos tenemos derecho a la Independencia, nuestro barrio quiere ser independiente y soberano!" ,
"Apoya tu municipio independiente de España. ¡Soberanía absoluta!" ,
“¡Ni un metro cuadrado de España sin derecho a la Independencia!" ,
"¿Por qué nuestro edificio no puede ser soberano, Independencia ya!", 
"Todos los españoles tienen derecho a ser independientes de España", 
"España nos oprime, declara la Independencia de tu calle",
 "Basta ya de opresión, queremos una asociación de vecinos capaces de declarar la Independencia"... 


y otros parecidos que seguro se nos ocurrirán porque en esto todos somos "¡muy independientes!"


miércoles, 12 de octubre de 2016

Tres puntos de vista para un mismo libro

0. A manera de prólogo: “puntos de vista”

Las cosas no son lo que parecen; esta afirmación suele ser compartida. Las cosas que son, aunque no sean lo que parecen, existen; esta afirmación también es compartida. Y uno, si se toma el trabajo necesario, puede conocer las cosas que son a pesar de sus apariencias; esta tercer afirmación también es vigorosamente compartida.

Mi problema, por llamarlo de algún modo, está en que no comparto la tercera afirmación, y dudo bastante de la segunda y la primera. O para decirlo con palabras más llanas y menos circunloquios filosóficos: no tengo la menor idea de si las cosas son así o de otro modo, y si yo puedo llegar a una conclusión definitiva.

Ud. puede pensar que en realidad me falta un tornillo; y quizá tenga razón pero ¿está seguro que Ud. conserva el que a mi me falta?

No es que quiera embrollarlo haciendo un uso perverso de mi confusión; lo que me preocupa es  que hay cosas, que parecen reales, y que nos afectan mucho; que nos pueden amargar la vida y que, incluso, pueden arrojarnos a los brazos de un psicólogo. O sea que, a pesar de su inquietante ambigüedad estas cosas pueden llegar a tener consecuencias terribles para cualquiera. 

Como soy alergico a las  “generalidades” porque estoy cansado de observar que los políticos las aprovechan para vendernos un buzón, intentaré aquí poner tres ejemplos de como puede verse la realidad y uno cargarse de razones… líquidas. 

Me refiero a esa clase de razones que toman la forma del recipiente que las contiene, y que acomodan su lógica a las pretensiones afectivas y sentimentales del sujeto que las proclama.

Por supuesto no se me escapa que, en realidad, los tres ejemplos que acompañan a este prólogo pueden ser, en realidad, “n” ejemplos; considerando a “n” como una cifra cercana al infinito. Pero en en algún momento hay que cortar y mi cabeza no da para tanto.

Juzguen Uds. si exagero, y es posible conocer la verdadera forma y significado de algo tan sencillo como preguntarle a la gente si está contenta con su estado:


1. Un libro que descubre lo que el instinto oculta.

Orna Donath, socióloga israelí descubre en un libro de reciente publicación la trampa de la naturaleza a la que estamos sometidos todos y que encuentra debida sacralización en los poderes de la Iglesia y El Estado. En su libro “Madres Arrepentidas” desgrana 23 casos diferentes entre sí pero con un común denominador: el descubrimiento que la maternidad no da la felicidad ni contribuye al desarrollo personal. La autora, como buena socióloga que es muestra lo que la ideología en uso oculta: como

 “se camuflan normas estrictas, conjuntos de conocimientos morales, discriminaciones y poderosas fuerzas sociales que nos afectan profundamente tanto a las mujeres como a las decisiones que tomamos”.

Así el libro pone al descubierto la gran confabulación que oprime a las mujeres, y a los hombres también, al convertirnos en máquinas reproductivas al servicio de los poderosos de cualquier índole.

Sí, al Estado le interesa tener muchos vasallos para alimentar sus arcas con impuestos y las filas de sus ejércitos que les permite controlar el orden interno y el desorden internacional. A las grandes empresas les conviene tener muchos trabajadores esperando un miserable trabajo en sus organizaciones que será recibido como maná del cielo porque muchos más se quedan viviendo de la sopa boba del paro. Y a la Iglesia le interesa tener muchos creyentes que alimenten sus arcas, sean ciudadanos obedientes y ovejas mansas con sus pastores. 

Al único que no le interesa este plan colectiva es al individuo; al que se siente libre y quiere llegar a serlo; libre de las ataduras de un Estado represor, de una Iglesia engañadora y de la ideología que sostiene todo el tinglado. Por eso creemos que un libro como el que reseñamos atiza fuerte al estómago de los “bien pensantes” y pone al descubierto el engaño colectivo. La moral, las buenas costumbres están al servicio de la explotación humana, y se usa “la naturaleza” como taparrabos intelectual para engañatontos. Tanta preocupación por “lo natural” y por “el instinto” ¿por qué suele ir acompañada de una ideología represora de lo sexual y homofóbica? No es tan natural, acaso, el deseo de no tener descendencia o de tener una pareja del mismo sexo. ¿No surgen tales decisiones de lo más profundo de nuestro ser?

Pero la ideología oficial va por otro camino, que no es otro que el de la domesticación. Dicen que quieren “ciudadanos” ¡mentira! quieren esclavos obedientes y convencidos. Gente que acepta como un regalo del cielo un trabajo agotador y mal pagado mientras las plutocracias de todos los países se divierten paseando en yates o disponiendo alegremente de los recursos de la Tierra. Este libro, en su modesto horizonte, nos trae un soplo fresco de libertad y verdad. Bienvenido sea. 


2. Cuando nuestra madre duda.

Orna Donath, socióloga israelí (1976)  publica su libro sobre las madres que no están satisfechas de su maternidad (“Madres arrepentidas”). Editado primero en Alemania el año pasado, 2015, causó gran escándalo porque incide en una cuestión tabú; se supone que los padres están contentísimos de tener hijos y las madres en particular bendicen al cielo, o a su suerte, haber parido fuertes y simpáticos retoños.

Son 23 casos que se cuentan en este libro, y todos tienen el mismo substrato: hubiera preferido no hacerlo, de saber lo que se me venía encima.

No entiendo muy bien a que tanto escándalo. Ser padres no es ninguna bicoca, y ya hace bastante tiempo que a los hijos no se les puede poner a trabajar no bien alcanzan el mínimo de comprensión del mundo. Ahora tener una familia numerosa no es garantía de tener cubierta la vejez ni de tener mejores recursos para afrontar la vida. Esto era en otros tiempos, ahora cada hijo representa una serie de gastos y esfuerzos que, si no fuera por los fuertes lazos emocionales que se anudan, nadie, o casi nadie, se metería en tal fregado.

Cuando se habla de hoteles y lugares de veraneo para homosexuales los empresarios se frotan las manos; es sabido que tienen un mejor nivel de vida, buen gusto en general y no reparan en pequeños gastos pero ¿dónde se encuentra la explicación de ese bienestar económico? ¿acaso la homosexualidad por si sola hace triunfar en los negocios y nos asegura un buen empleo? Nada de eso; simplemente que no hay niños, y sin ellos el dinero cunde que da gusto, por menos que se gane. Sumemos dos, una pareja, trabajando ambos y sin progenie, no hace falta mucha imaginación ni excelentes sueldos para saber que, a menos que tengan mala suerte o gastos excesivos, contarán con un buen pasar para sus caprichos personales. Por lo menos es lo que sucede en los países occidentales. En el tercer mundo será otra historia; pero en esencia, las ventajas se mantienen si no hay hijos ni bocas parásitas que mantener. 

Todo esto es archisabido, y si no se habla de ello no es porque no sea cierto sino porque todos los que tenemos hijos preferimos evitar hablar de los “pervertidos” y sus ventajas circunstanciales. Un poco de envidia cochina, otro de prejuicios y el último tercio de aceptación que la “normalidad” también tiene sus costes. 

Además, aparte de una peor vida desde el punto de vista económico, las parejas con hijos tienen otro problemita: la mujer es la que más trabaja con los niños, tanto porque está más en casa, tanto por tradición y tanto porque el hombre encuentra siempre motivos justificables para estar en otro lado en las labores caseras. Así que ¿es de extrañar que algunas mujeres se den cuenta que han caído en una trampa? Si consideramos, sobre todo, las que no tienen naturalmente un afecto importante por los niños ¿qué les queda para afrontar las penosas tareas cotidianas? Pues, podemos responder sin mucho esfuerzo: la ideología. La sensación que ser madre es una gran cosa que los hombres jamás podrán alcanzar; que madre no hay más que una y que todo lo demás es intercambiable, etc. etc.

Pero existen algunas mujeres especialmente resistentes a la ideología de la maternidad, y que además son particularmente débiles con los placeres cotidianos que da la libertad y la falta de obligaciones crispantes; y ya la tenemos liada. Madres que se han arrepentido aunque ahora les sirva de poco. De cosas así habla el libro y uno no puede menos que encogerse de hombros; cada cual es dueño de su vida y el que elige elige, aunque después reniegue. Además los hijos también suelen dar alegrías, si ir más lejos cuando, luego de un día fatigoso puede uno verlos dormir apaciblemente en sus camas. 


3. Europa elige suicidarse lentamente.

Orna Donath, una socióloga israelí ha publicado un libro que causó sensación en Alemania, y por estos lares cierto revuelo. Se trata de “Madres arrepentidas”. Allí cuenta como 23 mujeres no están satisfechas con su rol de madre y se dieron cuenta, demasiado tarde, que mejor habrían hecho si hubiesen reprimido su instinto de procreación. 

Cualquiera sabe, sin llegar a listo, que los hijos traen muchos problemas, pero, hasta ahora las madres no solo contaban con sus fuerzas y las no siempre disponibles de su pareja, más otros parientes cercanos, para enfrentarse con la titánica tarea de hacer crecer y educar a lo que al principio es un bulto durmiente o lloroso y que, con el tiempo y una gran inversión material, se convierte en un ciudadano lleno de deudas.  

No obstante y pese a que los resultados no son nada seguro, las madres siempre contaron con la aprobación y bendición de la sociedad; un estatus muy cerca de la divinidad ya que el culto a la madre suele venir a continuación del de la Virgen María. Pues bien, nuestra socióloga judía, haciendo gala de esa inteligencia natural que tienen los judíos para crearle problemas a los creyentes, ha decidido investigar, escarbar y publicar sus resultados de como algunas mujeres no están satisfechas y habrían preferido no hacerlo. El número no parece muy elevado, pero se sospecha que hay muchas más en el armario. 

En otra época el tema habría sido puramente ideológico, sin consecuencias de otra clase; pero ahora, que Europa soporta un aluvión constante de inmigrantes musulmanes con altísima natalidad la cuestión tiene ribetes políticos que no presagian nada bueno para nuestros pueblos. Sabido es que las Cruzadas las hicimos nosotros, y aunque resultaron un fracaso, sirvieron de entretenimiento y entrenamiento para la posterior conquista colonial del mundo. A partir del siglo XVI Europa se extendió por todo el orbe, primero con España y Portugal en primera división y luego con el ascenso fulgurante de Gran Bretaña y Francia. Alemania llegó mucho después. En pocos años se encontraban europeos comerciando, combatiendo y conquistando por todos los continentes; y detrás de ellos la cultura occidental llena de buenas intenciones civilizadoras, una vez pagado el peaje de la colonización.

Ahora Europa, que es más rica que nunca, soporta unas Cruzadas al revés: pacíficas y multitudinarias y de consecuencias no menos profundas. Los inmigrantes musulmanes que se instalan a miles en nuestras villas no tienen mucho que ofrecer salvo su fuerza de trabajo y su instinto comercial, pero llevan consigo un arma oculta poderosísima: su tasa de natalidad; que triplica si no cuadruplica a la de los nativos europeos. En pocos años los millones que ahora tenemos serán centenares, y Europa será otra cosa muy diferente a la que conocemos -El Departamento de Estado de EEUU calcula que para fin de siglo habrá mayoría musulmana en Europa-. Por supuesto que cuanto menos hijos tengamos más pronto sucederá, así que tres hurras por la periodista que aporta su grano de arena a nuestra decadencia. Total las madres musulmanes no la leerán ya que Alá no las tienta con estas banalidades del individualismo pagano. Sólo queda una pregunta ¿nos tratarán en el futuro tan bien como lo hicimos nosotros? ¿Resistirán la tentación de imponernos la sharia una vez que sean mayoría? Ya nos lo contarán nuestros bisnietos, y sobre todo nuestras bisnietas. 

Mientras tanto a leer el librito y a divertirnos con los amigos; las sociedades decadentes suelen hacer muchas fiestas… antes de que lleguen los bárbaros y manden parar tanto festín hereje. 



Carolus Brigantinus Barbatus


jueves, 22 de septiembre de 2016

Una sopa líquida con tropezones de "lo otro"

22-septiembre-2016

Zygmunt Bauman muestra como un sociólogo puede ayudar-nos. Es decir como puede ofrecer herramientas conceptuales para comprender lo que nos pasa. No son muchos los "científicos" sociales que hagan esto; pero existen, y tengo la sensación que Z.B. es uno de ellos. Esta clase de personajes que desde el siglo XIX nos dan que pensar y nos ayudan a reflexionar.
Su idea de la "sociedad líquida" es un hallazgo heurístico; ha creado un concepto valioso para profundizar en nuestro mundo. Quizá por ello insisto, últimamente, en él. Tengo la sensación de que nuestra merece nuestra atención.
Atención que, como propia de una sociedad líquida, es fluctuante, inestable, poco confiable y busca una rentabilidad inmediata para persistir... atendiendo.
Z.B. ha estudiado, también, el miedo contemporáneo; una emoción extendida y que tiene un carácter diferente al miedo de otras épocas. Nuestro miedo es un miedo paradójico, no puro y sencillo como podría ser el "miedo" en la Edad Media. Surge a pesar de estar acostumbrados a la fluctuación y a la transitoriedad. Se supone que por ello no deberíamos tener miedo a lo que es común, pero, contra todo pronóstico, el cambio es causa de inquietud; lo cual podría decirse que es tan incomprensible como que a un italiano le disguste los espaguetis.
Quizá biológicamente no estamos diseñados para acorazarnos contra los cambios; nuestra naturaleza aún sigue siendo refractaria al mundo moderno. Seguimos mirando con reserva lo que se mueve "demasiado", y con igual reserva al que no pertenece a nuestra tribu.
Y, además, tenemos otro problema superpuesto... que hay dos clases, o tipos, de inmigrantes: el azucarillo, aquel que es capaz de disolverse en nuestra sociedad y apenas puede ser localizado por un color de piel ligeramente distinto, o por la forma de sus ojos, o por una entonación diferente de nuestro idioma. Y el otro tipo representado por una porción pequeña de cemento, o mejor aún, unl trocito de cristal roto. Esta clase no se disuelve por más vuelta que de en nuestro mundo; se mantiene igual a si mismo y si alguien lo traga, y tiene suerte de no dañarle el intestino, lo evacua tal cual entró.
Pues bien, siguiendo con nuestra imagen metafórica podríamos explicar o ejemplificar mejor el primer tipo asimilándolo a un inmigrante sudamericano, y personificando el segundo con un inmigrante musulmán. El segundo puede ser indistinguible por sus rasgos faciales, pero a la postre resulta irreductible a nuestro entorno líquido; y lo que es peor, sus hijos y sus nietos siguen con la misma característica; lo cual le da al segundo tipo una solidez perenne, que lo asemeja a una partícula radioactiva manteniendo sus efectos en el cuerpo que la alberga. Algo cuya mera enunciación seguro que nos produce bastante inquietud.
Obviamente nuestro problema, me refiero al problema social, al problema con que se enfrenta la líquida sociedad europea contemporánea, es de órdago. No quiere discriminar, no es propio de una sociedad como la nuestra separar personas en categorías irreductibles (eso lo hacían los nazis, no nosotros), pero resulta que el otro no es sólo "el otro" sino también "lo otro", lo que está formado para subsistir como tal en un ambiente hostil y ajeno.
Y no sólo para subsistir sino que además tiene la virtud de procrear y extenderse a una velocidad mucho mayor que nuestra habitual tasa de fecundidad.
¿Verdad que estamos con un problema muy serio? Y ello no radica tanto en lo que nos cae de fuera sino en lo que queremos ser, y seguir siendo, aunque sea un modo de ser muy defectuoso. El problema está en que tenemos miedos, inquietudes, viejos fantasmas que siguen muy vivos... y a la vez no queremos ni verlos ni enunciarlos ni sacarlos a la luz ni someterlos a ninguna clase de escrutinio racional. Preferimos negarlos y proclamar "todos somos buenos" "todos nos queremos" y "cumpleaños feliz" por los siglos de los siglos.
Visto desde fuera, nuestra sociedad se ha senilizado; aunque tecnológicamente parece muy potente.

domingo, 24 de julio de 2016

¿Qué hacer? y sobre todo ¿Qué NO hacer?

24-julio-2016

Ver:
http://www.abc.es/cultura/cultural/abci-giovanni-sartori-islam-incompatible-occidente-201602041540_noticia.html

Tema complicado por sus supuestos inciertos y por sus consecuencias peligrosísimas. No me animo a decidir dónde está la mejor política. 

Naturalmente me inclino por la conciliación y la convivencia pacífica de culturas diversas; con frutos que siempre son positivos. Peros también me resisto a la imposición de mayorías autoritarias vengan de cualquier lado. El problema está en que rechazar, de plano, a los inmigrantes musulmanes es un brindis al sol -desengañémonos, ni USA con todo su poder unificado puede detener a los espaldas mojadas-, obligarlos a abandonar una religión intolerante no tiene apoyo en nuestro sistema judicial y además sería contraproducente haciendo aún más atractivo su pertenencia, y "reeducarlos" en nuestros valores es otra falacia porque la escuela republicana no puede contra la familia tradicional y el ambiente laboral posterior que casi siempre es discriminador. 

Así que "contigo y sin tí"; atascados estamos frente a un desafío que requiere lo que aún no tenemos: unidad, imaginación y capacidad para establecer una política europea coherente.

sábado, 9 de julio de 2016

El escarabajo de Wittgenstein

9-julio-2016

Un buen amigo me obsequia un libro desconocido, de autor que no recuerdo haber leído. A prima facie me gusta el regalo por su forma: pocas páginas y tamaño bolsillo; ideal para el bolsillo de un chaleco de verano. Ahora lo empiezo a leer y compruebo que ha sido una excelente elección porque me interesa mucho.

Se trata de "El escarabajo de Wittgenstein", de Martín Cohen, Alianza Editorial, Madrid, 2010 (2005), Libro de bolsillo, 222 pp. El título es engañoso, puro marketing editorial, ya que Wittgenstein ocupa sólo uno de los breves capítulos ("W de Wittgenstein y su escarabajo"), claro que al leer detenidamente el título, lleva, en la carátula, más abajo su continuación "... y 25 experimentos mentales más"). El título en inglés es menos glamuroso: "Wittgenstein's Beetle and Other Classic Thought Experiments", pero más preciso. Si a mi dieran la opción de elegir título para este librito lo llamaría, simplemente, "De los experimentos mentales y sus consecuencias" y no se si tendría éxito comercial pero estoy seguro de que sería un buen resumen de su contenido; porque de eso trata.

Lo recomiendo, tanto a científicos como filósofos (incluyendo a los aficionados en ambas ramas del conocimiento). Y para abrir boca transcribo la cita con que se inicia la obra que comento:

"No quiero dar la impresión de que está siempre justifica usar máquinas grandes o técnicas elaboradas; a veces sólo contribuye a aumentar la prepotencia del investigador. Por eso siempre es saludable recordar la cita de RutHerford: "Como no tenemos dinero, no hay más remedio que pensar". (R. V. Jones. Bulletin of the Institute of Physics -1962-).

De paso compruebo, una vez más que da más placer tener amigos inteligentes que una gran cuenta en el banco. La cuenta puede dar seguridad -aunque en estos tiempos puede provocar lo contrario- en cambio los amigos siempre nos aseguran una mejor calidad de vida.

lunes, 20 de junio de 2016

Erving Goffman

20.06.2016

Goffman fue un autor que me impresionó mucho en su momento; y de alguna forma marcó, al leerlo, mi manera de pensar en algunos aspectos.
Quizá por ello, reflexiono ahora, me llama tanto la atención el simple hecho cotidiano de pasar al lado de alguien y reconocerlo como "conocido" o ignorarlo como "desconocido". Lo llamativo, para mí, es que esta cualidad (la de ser "conocido") hace variar radicalmente nuestro comportamiento: antes pasaba una cosa, algo, una sombra, y se cruzaba por segundos en nuestro camino.
En cambio si lo "conocemos" lo reconocemos inmediatamente como un humano, y por lo tanto merece, como mínimo un saludo de reconocimiento. ¿Cómo el apenas significativo hecho de habérsenos presentado en algún momento, e intercambiado algún que otro gesto, verbal o físico, cambia radicalmente nuestra percepción de él en este momento?
¿Qué hay -me pregunto- detrás de esta conducta tan repetitiva que escapa a nuestra conciencia? Algunos psicólogos estudiaron que toda novedad -una persona desconocida es en sí mismo una novedad- desencadena un proceso que puede analizarse en tres momentos: el primero en el que juzgamos el carácter peligroso o no de la novedad; el segundo, si es agradable o no y el último, pero no menos importante, en qué categoría entra entre la multitud de personas que conforman nuestro entorno emocional.
Evidentemente toda persona ya "conocida" tiene un expediente, un dossier mental en nuestra memoria, al cual acudimos no bien la divisamos. Este expediente puede tener una sóla página, y en ella unas pocas líneas, pero ya está abierto; existe. Ello le presta un estatus radicalmente distinto: es humano, con todo lo que ello implica.

Analizar estos encuentros tan triviales y las miles de veces que nos suceden -sobre todo si vivimos en un pueblo o ciudad- no es tan trivial como podría suponer cualquiera. Está en el centro de cómo interpretamos el mundo y las noticias que tenemos de él; contribuye a crear nuestra "burbuja" existencial, fuera de la cual solo existe una masa amorfa sin mayor interés, y, en última instancia, es la frontera hasta dónde nos permitimos ejercer una conducta benevolente y caritativa. No es moco de pavo, no :-)

lunes, 23 de mayo de 2016

Predicciones económicas



23.5.2013

La imagen de la mesa de billar está en el libro de John Allen Paulos "Un matemático lee el periódico", Tusquets, metatemas 44. Con esta figura el matemático ilustra como funcionan los sistemas dinámicos no lineales, donde una pequeña desviación genera cambios drásticos. Estos sistemas son campos vectoriales, en matemáticas, que discurren conforme a fórmulas que no vienen al caso aquí. Paulos se basa en estos modelos para concluir que la economía no es un buen campo para las predicciones... exactas; ni siquiera para predicciones aproximadas, sobre todo en cuestiones amplias de gran complejidad. No puedo resistir la tentación de transcribir algunas de sus palabras, de gran causticidad hacia la ciencia económica: "Estas razones matemáticas nos dicen que un buen porcentaje de las explicaciones y previsiones económicas y políticas es una sucesión de TONTERIAS llenas de fatuidad, con tantas garantías de dar en el blanco como el agricultor aficionado a la caza que tenía la pared acribillada por impactos de bala, todos en el centro de sendos rendodeles dibujados con tiza. Cuando le preguntaron como había adquirido aquella puntería, el agricultor, que tal vez había leído a Ionesco, confesó que primero disparaba y a continuación dibujaba el redondel." (pág. 37). Hay una cita, en este libro, que me parece tremendamente realista aunque, también, profundamente antipopular -muy desagradable para la mayoría de los clientes de las Redes-; la cita en cuestión, de William Butler Yeats dice: "Los mejores carecen de toda convicción, mientras los peores arden de pasión intensa" (pág. 265). Obviamente la cita apunta no a los sentimientos religiosos o maternales sino a las simples cuestiones que nos preocupan políticamente y en las cuales ponemos tanta constancia como poco seso.

lunes, 9 de mayo de 2016

9-mayo-2016

No creo en conspiraciones; por supuesto que las hay, como las hubo y las habrá... pero me refiero a esa clase de conspiraciones universales que explican todo el mal como el resultado consciente y deliberado de un grupo pequeño de personas poderosas. La gente ignorante (ignorante en cuestiones sociales, no en cualquier otra cosa) cree a pie juntillas en estas "conspiraciones"; en España es muy común, pero, supongo, que también se da en otros países. La sencillez de la explicación apoya su difusión, además quita toda responsabilidad al ciudadano "de a pié", cosa que siempre se agradece porque si además de puteados somos responsables de ello, la carga es mayor. 

No obstante existen "acuerdos" y "planes en común" que si bien no determinan la historia humana (porque ella en sí misma es indeterminable por la complejidad de sus causas y la interacción constante de sus efectos) existen para imprimirle cierta dirección. Esto es otra cosa, aunque a veces, superficialmente, se confunda con las "conspiraciones" aludidas. 

Si, por ejemplo, me contaran que hace unos cuantos años un pequeño grupo de gente importante en el mundo de las ideas se reunió en Suiza, patrocinados por millonarios, para crear un grupo de presión a favor de ellas, y que esa acción ha tenido un gran éxito, me resultaría, a pesar de todo difícil de creer. Y si me agregaran que de esas reuniones iniciales se pasó a tener, repartidas por todo el mundo, unas 500 sociedades (entre fundaciones, centros de asesoría y análisis y departamentos de universidades prestigiosas) con gran éxito en la difusión de estas ideas, me resultaría algo muy difícil de creer, por lo improbable. 

Y si, para colmo, me agregaran que la campaña de difusión de estas ideas se basó en la discreción suma y en la imperiosa necesidad de "no establecer ninguna ortodoxia" ni aliniarse "con ningún partido", según estableció la cabeza fundadora de esta asociación tan desconocida... terminaría por creer que estoy frente a otro bulo típico de las "conspiraciones" mundiales de las que siempre me río. Si, incluso, para más recochineo, me transcriben las palabras del primer presidente de esta asociación dónde se dice que hay que convertir a tales ideas en apetitosas, muy atractivas, a los formadores de opinión y "vendedores de ideas de segunda mano", tales como "intelectuales, periodistas, locutores, maestros de escuela, escritores, agitadores, líderes políticos"... entonces, me quedan muy pocas dudas de que todo es un cuento chino. 

Sin embargo hay un libro, justamente el que ahora estoy leyendo, que menciona estos datos ¡tan difíciles de creer! con nombres y apellidos (algunos muy famosos, incluso para los ciudadanos comunes), el lugar donde se reunieron, el nombre de la asociación que formaron y los lugares en los cuales, a partir de las decisiones iniciales, se establecieron. 

El libro en cuestión se llama "Neoliberalismo. Historia mínima" y está escrito por Fernando Escalante Gonzalbo, y publicado por El Colegio de México y Turner, en marzo de 2016. Y, naturalmente, se encuentra en cualquier librería importante de España. 

El autor no es un personaje esotérico sino un simple sociólogo y profesor del Centro de Estudios Internacionales del Colegio de México y ha escrito varios libros sobre diversas cuestiones. En la breve introducción explica que originariamente el libro iba a llamarse "El opio de los intelectuales", en referencia a otro de Raymond Aron, pero que diversos cambios azarosos llevaron al título con que aparece publicado. Hay también un montón de agradecimientos de rigor, que omito en esta breve reseña. 

Me pregunto si la difusión de algunas ideas que, reconozco, me son bastante afines, como la "desconfianza hacia el sector público" perderían, para mi valor, al saber que forman parte de un paquete de ideas y prejuicios (en tanto se pretende que no sean objeto de crítica rigurosa) que están siendo promovidas sistemáticamente. Mi conclusión inicial es que no por ello las tiraría a la basura, de la misma forma que un cristiano no pierde su fe aunque descubra que Roma es ciudad non sancta, pero hay otras que podrían ser objeto de una segunda, y una tercera revisión, antes de aceptarlas ingenuamente... habida cuenta que existen intereses bien organizados en incrustarlas en la mente de la gente que piensa sobre estas cosas. 

En realidad no existe conspiración, incluso aceptando que los hechos que se cuentan son así, sin duda; todo el mundo sostiene sus ideas y lucha por su difusión, y luego la realidad es la prueba de fuego que hace que las mejores ilusiones se vengan abajo: una hermosa idea violada por una banda de hechos gamberros. Así que, sin exagerar, es bueno conocer y detectar cuando se nos habla desde la buena fe o cuando se nos intenta presionar desde los centros de poder. 

A veces las conclusiones pueden ser las mismas, pero casi siempre, a largo plazo, uno termina separándose de los "grandes intereses", que ¡justamente! son "grandes" porque pertenecen a pequeños y poderosos grupos y sólo buscan su propia supervivencia, no la de la especie.

martes, 3 de mayo de 2016

29-marzo-2016

[ La reductio ad Hitlerum de rosasalarose.es ]

También podría llamarse "la comparación demoledora" en tanto una vez hecha el afectado tiene que hacer un gran esfuerzo para salir a flote luego del ataque. Existe otra posibilidad, como en la guerra atómica, lanzar un misil con carga equivalente: "lo que haces/dices/argumentas ya lo hizo Stalin cuando..." Para los más cultos caben posibilidades más sofisticados: "Me recuerdas a Torquemada...", "Ya lo dijo Maquiavelo...", "Fue el argumento de Genghis Khan...". El juego es infinito en tanto la cultura de los contendientes facilite añadir nuevas citas a la hoguera, incluyendo libros sagrados, hechos míticos y supersticiones prehistóricas. Todas estas posibilidades tienen, sin embargo, un elemento sencillo en común: dejar de lado lo que se discute para destacar las asociaciones que provoca. Imaginando una escuela de retórica para jóvenes ideólogos; la primera materia podría ser: "¿A que me recuerda ésto?"
30-marzo-2016




Hace un tiempo comenté un artículo de Investigación y Ciencia ("Una fórmula para desencadenar una crisis", David H. Feedman, enero, 2012). En él se analiza la falta de fiabilidad de los modelos matemáticos que se utilizan en las finanzas internacionales; y como la ausencia de crítica epistemológica de ellos crea un riesgo cierto de caer en nuevas crisis financieras en un futuro inmediato.

Pues bien, en una relectura del citado artículo, que me llamó poderosamente la atención porque no me cuadraba que tan sensato análisis no haya dejado ninguna huella en la prensa en años posteriores (o quizá sí, pero lamentablemente, no accedí a ellas), vuelvo a recordar y admirar la existencia de un fenómeno que resultaría absurdo para un "marciano", es decir para alguien inteligente que no perteneciese a nuestra especie.

Me refiero al hecho cierto y demoledor de que no hay forma de conocer "qué aspecto tiene el sistema financiero", en el sentido de no saber "a ciencia cierta quién negocia con quién ni por cuánto dinero, por lo que no pueden predecirse las repercusiones de una quiebra como la de Lehman Brothers". (pág.53).

La solución sería casi de escuela primaria, se trataría de "cartografiar todas esas conexiones", o dicho de otra manera, conocer quién negocia con quién y cuánto dinero hay en juego. Pero resulta imposible ya que los Bancos son completamente reticentes a entregar esos datos; sobre todo porque pueden alertar a la competencia sobre "inversiones de gran calibre (que podrían) desencadenar, por imitación, una compra generalizada y disparar precios". Sin hablar, claro está, de todo el dinero negro que empezaría a aflorar y a hacer la boca agua a tanto fisco voraz que anda trotando y babeando con la boca abierta, como coyotes, por este ancho mundo.

El autor considera que los requisitos de confidencialidad sobre armas nucleares son bastante fiables y no ve razón para que no aplicarlas también en el registro de las transacciones financieras. Lo cierto es que no se sabe, y por lo tanto no hay información fiable para alimentar los modelos matemáticos que se utilizan para calcular los riesgos; o para decirlo de manera más plana: no sabemos cuánto dinero circula, ni quién lo tiene, ni hacia dónde se mueve ni se está produciendo otro agujero negro especulativo de magnitud colosal en la masa de capital circulante.

Y el secretismo bancario es una losa negra que impide tomar medidas de seguridad además de convertir a los modelos de previsión en poco más que juegos matemáticos en manos de sacerdotes ocultistas. Me gustaría saber más sobre este asunto, aunque -y esto me da una gran tranquilidad- el ignorarlo o conocerlo no serviría de nada para modificar la situación actual.

Ventajas de no participar en los círculos de decisión. Se puede dormir tranquilo contando ovejitas en vez de estar calculando dónde cavar un pozo para ocultar y proteger el dinero que se tiene. La pobreza tiene, también, su pequeño paraíso que como patio trasero de una casita inglesa permite relajarse y tomar el te al viejito jubilado.
18-abril-2016

¡Por fín! luego de pasar varias décadas encuentro que alguien ha pensado lo mismo que yo. Lo cual es una satisfacción, ya que cuando uno está aislado y se es relativamente inteligente, no puede darse demasiado importancia a una intuición que nadie comparte.
La cuestión vino de las primeras naves Viking, si mal no recuerdo, y la participación del famoso Carl Sagan. Resulta que en una de ellas -creo recordar que la primera- se envió un disco de oro con una serie de informaciones sobre la especie humana. Iban unos dibujos de hombre y mujer y diversos mensajes grabados en multitud de lenguas, además de fórmulas matemáticas y también música.
Se trataba de dar cuenta, a quién tuviera la oportunidad de observar el artefacto que existe vida inteligente en algún lugar lejano del Universo: en la Tierra. Además había, si la memoria no me falla, un dibujo de nuestro sistema solar para aclarar de que barrio somos.
Cuando me enteré de la noticia, muy publicada en su momento en todos los medios, me quedé perplejo preguntándome: "¿Y porque razón tenemos que indicar quiénes somos y dónde estamos a quién no conocemos para nada, a tal punto que ni siquiera podemos imaginarlo y lo por tanto no tenemos la menor idea de sus intenciones?"
Me pareció algo intuitivo mi razonamiento, fruto de la espontaneidad, y que no requería ninguna clase de "estudios especiales"; pero nunca encontré la menor duda sobre la tarea de esos científicos y jamás leí un artículo que coincidiera con mi reflexión inicial. Para mi era de sentido común no alertar a nadie sin conocerlo antes ya que la bondad no suele abundar en la naturaleza, pero parecía que para estos científicos, y para todo el mundo que los rodeaba, estaba cantado que si los extraterrestres eran tan o más inteligentes que nosotros -lo suficiente para interpretar correctamente el mensaje-, sus buenas intenciones eran inevitables. Pues bien, ahora me encuentro que por lo menos no era tan estúpido mi recelo inicial.

No puedo menos que menear la cabeza: llevamos la tribu impresa en la parte más primitiva de nuestro cerebro; siempre vamos en manada , y si alguna oveja, por casualidad o por algún defecto de su carácter, se separa de ella... termina dudando de su cordura.


Pero si se tiene la "suerte" de vivir lo suficiente, a lo mejor encontramos que no estábamos tan solos.


sábado, 2 de abril de 2016

15.12.2015

[ respuesta a un comentario de Mamo Osaka.]

Sí, creo que es verdad... pero uno necesita retener para poder pensar, y también para saber buscar. Los conocimientos que están en nuestra cabeza forman la materia con que imaginamos, analizamos, juzgamos y descartamos. El gran error de la educación actual (que yo he vivido en primera persona) es rechazar por completo el aprender "de memoria", creyendo que "eso" no sirve porque "no se comprende" y la verdad es que sirve mucho, ya que lo podemos rumiar años y años encontrándo nuevos significados a viejos estudios. Yo solía aprenderme poemas de memoria y es ahora que me gusta recordarlos para mí: "y el boga, boga/preso en su aguda piragua/y el remo, rema/interroga al agua." He discutido mucho con maestras y profesores y no hay caso, no entienden nada, y no deja de ser paradójico porque hacen mucho incapié en la "comprensión" lo cual es, me digo para mi coleto, una verdadera venganza de los dioses, que así se burlan de los que repiten como loros: ¡comprensión! ¡espíritu crítico! ¡creatividad! ... y se comportan como cretinos.

Carolus Brigantinus Barbatus respondió el comentario de Mamo Osaka.

Así es... a veces tengo la desagradable sensación que olvido tanto como aprendo... aunque quisiera creer que algo queda.

—-

¡Tanta información! ... y tan poca cabeza.

Reviso mi ordenador y me encuentro con un artículo que había borrado completamente de mi memoria; a tal punto que tuve que leerlo y releerlo buscando si recordaba algo (al fin de cuentas si estaba en *mi ordenador* era porque yo lo había puesto allí). También me preguntaba ¿habré hecho de esto algún comentario en algún lado? ... Produce rabia el que uno se olvide... hasta de aquello que se ha pensado. 

La nota guardada es la siguiente:

"Así hablo, así pienso
De un modo sutil, la gramática y el vocabulario influyen nuestro pensamiento. Wilhelm, Klaus

Las percepciones, los pensamientos y los juicios se hallan sujetos a sutiles prejuicios condicionados por la lengua materna. Las personas reaccionan con mayor rapidez ante estímulos sensoriales para los que su idioma nativo dispone de conceptos concretos; también relacionan atributos con objetos según su género gramatical. La creencia de que el ser humano solo comprende aquello que asocia con un término es falsa: podemos aprender los matices de significado de otras lenguas.

Lera Boroditsky acerca su mano a una taza de café situada encima de la mesa, frente a ella. «Si ahora tocase la taza, y esta cayera al suelo, un inglés diría: "Ella ha tirado la taza". ¡Aunque hubiera ocurrido sin querer!». La joven investigadora de la Universidad Stanford añade que en el idioma japonés, en cambio, la intención de la acción se tiene en cuenta: la forma verbal para describir que una persona derriba una taza a propósito difiere de la que se utiliza en caso de que el accidente se deba a un error fortuito. «La taza se ha caído por ella misma», sería el enunciado en sentido literal.”


[Este artículo forma parte de la serie de MyC «Psiconeurología del habla».]

miércoles, 30 de marzo de 2016

Tertia consideratio

Este grupo se llama "deuteroaprendizaje" que significa "segundo aprendizaje", o sea aprendizaje de segundo nivel: aprender a aprender. Y cuando pensamos en ello pensamos en alguna versión de "aprender a estudiar" como se conoce vulgarmente esta actividad analítica: una reflexión sobre como aprendemos cuando tenemos que estudiar algo. 

Sin embargo falta una palabra para indicar aquella clase de reflexión que no va dirigida a los "estudiantes" propiamente dichos, sino a los que ya estudiaron hace tiempo en la enseñanza oficial y ahora, años o décadas después reflexionan sobre su actividad porque han seguido "estudiando". Si fuéramos lógicos tendríamos que llamar a esta clase de estudios: "el tercer aprendizaje", ya que no se trata de aprender a aprender sino de descubrir lo que a uno le ha ido sirviendo, a través del tiempo, para recuperar aquellas cosas que se estudiaron y para volver a utilizarlas en diferentes contextos.

Quizá alguien que domine la lengua griega se le ocurra un nombre para este nivel de reflexión, similar a deutero aprendizaje. O lo podríamos llamar en latín algo así como "tertia consideratio", según se me ocurre buscar su traducción en el inefable traductor del google.

Lo que quiero decir (y me obligo a reducir mis "sensaciones" a palabras)es que hay un nivel de aplicación de las técnicas de aprendizaje muy tardía y que pocos alcanzan y necesitan. Son aquellos que siguen estudiando en la edad en que se supone deben enseñar o dedicarse a jugar a los bolos en sus momentos libres.

No existe, en nuestro idioma, palabras que identifiquen al que sigue estudiando más allá de haber alcanzado su cúspide productiva; y ya no busca adquirir conocimientos para aplicarlos a un proyecto, o para convertirlos en un medio de vida sino que, simplemente, prefiere seguir aprendiendo para entender lo que, sospecha, en su momento creyó entender y ahora intuye que no lo aprendió bien, o que sacó conclusiones apresuradas y por lo tanto superficiales, o que se quedó a medio camino en algo que tenía más miga de lo que creyó entrever.


Es a esta actividad, y la reflexión que origina, desde la perspectiva de las herramientas que utiliza tal supuesto y raro pensador, a la que me refiero como "tertia consideratio". Por ejemplo; si nos encontráramos, en un decir, en ese supuesto nivel, pronto se haría perceptible que las notas propias son la fuente más importante de datos que nos pueden servir. Y la gestión ( o administración) de esas "notas" una tarea significativa que requiere pensar seriamente sobre ellas: sobre las notas y su tratamiento posterior para que cumplan mejor su función de proveedoras de datos. 

Esta clase de indagaciones son del tipo "tertia", ya que poco o nada interesan a los estudiantes en su etapa universitaria; y raramente llegan a preocupar a los que se limitan a transmitir conocimientos básicos a sus estudiantes; que al fin de cuentas, es lo que intentan, con mayor o menor fortuna, los profesores universitarios.

No confundamos; cualquier profesor, o estudiante, acostumbra a guiarse por sus notas; pero las que me refiero no son recientes, ni tienen un objetivo concreto. Son aquellas que resultan de la reflexión prolongada y oportunamente cerrada en un pasado casi siempre lejano. 

viernes, 25 de marzo de 2016

Una breve contribución para entender nuestras tribulaciones

30.9.2014

Hace ya bastante tiempo, vivo en Barcelona, que tengo la fuerte impresión de que "el problema catalán" no existe. Que, en realidad, que pasa en Cataluña y la forma de resolver la cuestión de su encaje con el resto de España es, en esencia, una cuestión de gran calado que tiene que ver con la forma en que el pueblo español interpreta conceptos claves como "democracia", "gobierno", "pueblo", "soberanía", "nación"y “Estado de Derecho".

Para decirlo en términos más resumidos: lo que habitualmente se suele llamar "el problema catalán", debería ser denominado en términos más globales como: "el problema español". Un enfoque muy antiguo de concebir las relaciones entre pueblo y gobierno, comunidades locales y estado. 

Dudo, y sigo dudando -todo hay que decirlo-, que la cuestión merezca ser analizada aquí. No tanto por desprecio al foro sino porque ya me resulta evidente que difícilmente llegaremos a una conclusión consensuada. Pero bueno, siempre (me digo) que "por mi que no quede", y aunque soy profundamente escéptico sobre las cualidades razonadoras nuestras cuando se combinan con creencias muy arraigadas también pienso que es probable que me equivoque, y así tomar una decisión de silencio puede ser la posición más cómoda y no necesariamente la más respetuosa. 

Me arriesgo, entonces, a exponer de manera sintética, resumiendo hasta el límite del aforismo, un pensamiento que debería tener mayor complejidad, referencias históricas y matices no menos importantes. 

1.

Empiezo por el principio. Hay dos formas básicas de democracia: la directa y la representativa. Como su nombre indica la directa supone que todos los implicados se reúnen en un lugar, discuten las cuestiones en liza y toman decisiones por mayoría.

En la segunda, en cambio, los implicados eligen "representantes" por un período determinado (o por cuestiones determinadas) y son estos últimos los que toman decisiones por mayoría.

La primera es la más sencilla, y es la que se da espontáneamente en los pueblos primitivos (como las pequeñas tribus del Amazonas); también cuando no hay mucha gente en la comunidad, y por supuesto es la más habitual entre los niños cuando, entre iguales, se enfrentan a una decisión colectiva. 

La primera es la más idealizada, también, porque supone la participación igualitaria de todos los implicados, y se la supone dotada de nobles virtudes, maravillosas, casi divinas, aunque en la práctica no se suele contabilizar todas las veces en que esas decisiones colectivas han conducido al grupo a un callejón sin salida.

No pretende desdeñarla, ni mucho menos, pero si sugerir que se debe mirarla con desconfianza tanto por su inmediatez (en las decisiones) como por la posibilidad de ser manipulada (por pequeños grupos perfectamente orquestados). 

2.

La democracia representativa es más sofisticada. Supone que un individuo, un igual entre iguales, se hace cargo de los pensamientos y preferencias de sus representados y actúa como si ellos estuvieran de cuerpo presente

Obviamente es imposible que en la práctica se produzca tal fusión entre representante y representados, pero se entiende -para ser prácticos- que si hay buena fe y el representante es honrado (que no "honesto" que es otra cosa) la "fusión" pretendida, operará de manera suficiente como para que las cosas funcionen bien; aceptando, naturalmente, que puede el representante dejarse llevar por sus propios pensamientos y apetencias, pero al serlo por un plazo determinado queda abierta la posibilidad de que sus representados lo reemplacen cuando llegue el momento por alguien más “fusionado".

La teoría es también sencilla, aunque no tanto como en el caso 1. Los pueblos primitivos la ensayan en algunos casos, los muy desarrollados la consideran perfecta -es decir que le atribuyen méritos descomunales- y los niños he observado que también apelan a ella, en los casos en que terminan peleándose y la democracia directa no es posible, aunque -dependiendo de la edad- prefieran acudir a un tercero investido de la autoridad y de la fuerza necesaria: un adulto, o sea un árbitro más competente. A veces las sociedades humanas apelan a este extremo: el árbitro. Pero nunca en cuestiones vitales con gran carga emotiva. 

3. 

Naturalmente que entre estos dos arquetipos platónicos de toma de decisiones democráticas hay casos mixtos, intermedios, y poco definidos. A veces las dictaduras surgen de la democracia directa directamente, y otras, en no menor cantidad surgen de democracias representativas que sólo representan a los representantes. Pero si miramos los extremos quizá comprendamos mejor si nos dirigimos hacia el norte o hacia el sur.

4.

Entrando en materia se puede decir, sin temor a exagerar, que la democracia de tipo 2, la representativa, es el modelo unánimemente aceptado y deseado en todo el mundo contemporáneo desarrollado. 

Aunque el diablo suele anidar en los matices, y esto es algo que critican causticamente los anti-sistema. Los más representativos son los anarquistas que consideran a la democracia representativa un nido de víboras que hay que tener controladas. Y la mejor manera la hallan en limitar el mandato de tal forma que los "representantes" tengan un mandato “revisable”, sujeto a diferentes comprobaciones y que están obligados a abandonar, en cualquier momento su función, si la mayoría de los representados, reunidos en Asamblea, deciden que ya está bien de esa política.

Las discusiones que se dan en "Podemos" actualmente, junto a las discusiones que espontáneamente surgen en cualquier otro movimiento popular y asambleario muestran la clase de preocupaciones que rumian los que miran a la democracia representativa de tipo 2 como una fuente constante de traición al pueblo y de enriquecimiento ilícito.

No andan descaminados en el diagnóstico, aunque el remedio puede llegar a ser peor que la enfermedad, en tanto la mayoría de la gente no se interesa por la política y maldita la gracia que les hace que la molesten constantemente para reunirse en la próxima asamblea. Basta con dar una ojeada a las comunidades de vecinos para captar ese estado de ánimo, apreciable por cualquiera que viva en una ciudad.


5.

Entrando más en tema, o sea entrando en España, hay que considerar otro hecho que no es una teoría sino un "estado de ánimo" permanente y subyacente. Tan habitual que normalmente ni siquiera es entrevisto. 

Me refiero a una reacción visceral, instintiva, emocional y colectiva de "suspicacia" por las razones que mueven a las autoridades a establecer cualquier clase de norma o cualquier clase de decisión.

En realidad no es instintiva de la especie humana; otros pueblos carecen de ella, como los japoneses (para mencionar uno, pero no el único), y más cerca de nuestra casa tenemos a los alemanes que suelen ser llamados "cabezas cuadradas" entre otras cosas porque ingenuamente creen que la autoridad "autoriza", como si no supiesen que la autoridad "va siempre a lo suyo" aunque no tengamos idea de en qué consiste eso tan suyo. Pero haberlo, haylo.

Este elemento sería anecdótico, puramente folk, sino fuera porque se entremete en la toma de decisiones y se interpone, en nuestra Iberia, como una sombra funesta entre el representante y sus representados.

6.

El que ha tenido la paciencia de seguirme hasta aquí quizá avizore por dónde voy. Y hasta puede pensar que no descubro nada nuevo. Pero en este caso mi respuesta sería de este tenor:

No se trata de descubrir algo nuevo, sino de ver como opera en un caso concreto, y como nos equivocamos al llamar "caso catalán" a lo que es profundamente español, de tal manera que los catalanes son más españoles de los que ellos creen y de los que otros españoles de la península sospechan.

7.
Hago notar, abundando un poco más en la tradicional desconfianza popular, que es normal en nuestra tierra alabar las decisiones judiciales con las que estamos de acuerdo, y negarle a las que no nos gustan cualquier elemento de objetividad o cordura. Es evidente que esta conducta resulta tan habitual y permanente que nadie se fija en ella, no es noticia.

8.

Abreviando que es gerundio: los españoles, todos, preferimos instintivamente la democracia directa, asamblearia, donde uno vota lo que quiere y no hay tu tía.

En su defecto aceptamos la "representativa" con la estricta condición de que los representantes sigan fielmente nuestros intereses, preferencias, prejuicios, y, por supuesto, nuestros valores aunque manejen información que no nos llega, sea por su naturaleza tanto como por no tenemos ganas de perder el tiempo estudiándola.

¿Cómo combinar lo que deseamos y lo que estamos obligados a aceptar? De esta manera: elegimos representantes para que trabajen y tomen decisiones, pero priorizamos, como señal de alerta y control, las "manifestaciones" públicas y ruidosas, con esloganes fáciles de memorizar, a manera de síntesis correcta en la solución de un problema complejo. Una buena manifestación, intensa y dramática como procesión de Semana Santa, y con melopeas coreadas por la multitud, nos ofrecen la seguridad del sentir popular que se expresa de manera clara y sencilla ¡Y los representantes que escuchen! que para eso tienen orejas.

Somos demócratas de corazón, asamblearios de siempre y escépticos profundos que aceptan los rituales jurídicos y estatales como una ornamentación provisional que se sustenta en la aprobación displicente de la gente mientras ésta se dedica a otra cosa.

9.

Por eso el caso catalán es en realidad el "caso español". Porque mucha gente, muchísima, incluso hasta me atrevería a decir que la mayoría, considera que las leyes deben durar, hasta que se logra reunir una cuantas y buenas monumentales manifestaciones.

Que la democracia supone tener leyes "flexibles" para que dónde hoy digan "dije" mañana se pueda decir "diego". 

Nota: esto es algo que dicen a coro periodistas y muchos políticos y a mi me llenan de perplejidad porque, pienso, en cualquier otro país civilizado un razonamiento de esta clase no sería llamado "político" sino "mendaz" u otro termino peor.

Es también el "caso español" porque los funcionarios que ocupan los puestos de gobierno dicen, en paralelo, que piensan incumplir las leyes y que también quieren cumplirlas, que la democracia es representativa y que lo que manda son las manifestaciones callejeras, y que las autonomías son soberanas porque lo dice la constitución... si se la interpreta "políticamente".

Esta clase de falacias son muy españolas, propias de cualquier parte de nuestro caótico Estado, sólo falta que se den algunos estímulos apropiados para que surjan como las setas después de la lluvia.

10.

Creo que fue Ortega y Gasset quién en las discusiones del congreso en 1931 polemizó con Azaña, a raíz justamente del nuevo estatuto para Cataluña que el gobierno presentaba a la aprobación de sus señorías, que "El caso catalán no se soluciona, sólo se conlleva”. Pues bien, parafraseando a nuestro ilustre paisano, bien podríamos decir que España se conlleva, se aguanta y hasta uno puede llegar a quererla en sus contradicciones imposibles. Lo último es psicológicamente seguro porque se ha comprobado muchas veces que a padres absentistas corresponden hijos que los añoran.

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La clase media y el ser humano

24.12.2013

Se me ocurre una analogía. Para el budismo el estado de "animal" no favorece la búsqueda del nirvana porque éstos no poseen la suficiente inteligencia para comprender el mundo más allá de los sentidos. 

El estado de "dioses" (que los budistas aceptan, pero sólo como un período transitorio, igual que cualquier otro ser vivo) tampoco es el adecuado ya que viven en un estado de placer y autocomplacencia que les impide, también, ver más allá de los sentidos. 

Sólo el "humano" es el estado propicio para conquistar el nirvana porque tiene suficiente inteligencia para entender lo que sucede y sus causas y el suficiente dolor para buscar la forma de eliminarlo; para impulsarlo a hacer un esfuerzo radical y definitivo. 


En cierta manera lo que llamamos "clase media", ni ricos ni pobres, sería el equivalente "humano" de los tres estadios mencionados arriba. Es la única clase que tiene la capacidad de pensar la revolución y de intentar alcanzarla. Los marxistas se equivocaron de sujeto. 

El azar

6.12.2014

Lo confieso; prefiero que gane el azar. No me gusta el arquetipo de una providencia planificadora; me parece muy estúpida la idea. 

¿Qué gracia puede tener un juego tan soso que excluye el azar o una fuerza antagónica de similar potencia? La existencia del Diablo es una tímida respuesta; pero en tanto figura secundaria, ángel caído, no tiene el poder de poner en peligro la creación divina. Los maniqueos, con gran inteligencia, imaginaron dos fuerzas primordiales en continua pugna; una especie de "serie de TV" que se eterniza en infinitos capítulos. 


Pero los cristianos, musulmanes y judíos carecen por completo de imaginación; quizá por eso es que lograron triunfar; siempre gana el peor, o casi siempre, porque en algunos y brillantes casos ¡Gracias a Dios! tenemos el azar para compensar.

Releer

8.12.2014

Estos días, aparte de mis otras lecturas, empecé a releer -en orden cronológico- las novelas de Henning Mankell con el inspector Wallander como su figura principal. Las había leído allá por el 2002, 2003 y los siguientes años en que se publicaron; por cierto de manera desordenada, lo cual dificultaba la comprensión de los cambios que sufrió el protagonista. Voy por la cuarta: "El hombre sonriente"; las tres primeras son, en este orden: Asesinos sin rostro, Los perros de Riga y La leona blanca.

Conservo todas las novelas de la serie hasta la última, mejor dicho la penúltima, porque Tusquets editó al final otra que no se ajusta a la serie citada. Ésta última no la leí, me doy por satisfecho con todas las que tengo en dónde llega Wallander a su estado final, cuando se inicia su Alzheimer.

Lo que me alegra es que apenas recuerdo detalles secundarios pero sin que me quiten para nada el placer de volver a descubrir la historia como si la leyera por primera vez.

Es algo que he hecho varias veces en mi vida cuando topé con un autor especial; luego de leerlo, dejar el libro en maceración varios años (o décadas) y luego retomarlo una vez que creo haberlo olvidado en todo o en parte.

Estas lecturas me ofrecen un placer singular ya que no sólo vuelvo a leer un libro que sé que me ha gustado sino algo más sutil, algo que se relaciona con el tiempo en que lo leí por primera vez.
No conozco a nadie de mi entorno que haga lo mismo, a pesar de recomendarlo cuando surge alguna oportunidad. 


Me pregunto a que se debe esa regla invisible que algunos siguen: no releerás. Incluso aunque uno se acuerde de todo, o casi, ciertos libros lo merecen; sólo las novelas del género policíaco, y similares, conviene que el tiempo sea más largo. Me pregunto una y otra vez ¿Por qué la gente no relee? No termino de entenderlo

jueves, 24 de marzo de 2016

Nacionalismo "democrático"

28.10.2012

Se me dirá que todos los países tienen nacionalistas, desde los ingleses hasta los japoneses y desde los noruegos hasta los esquimales. Y que por cierto hay un montón de minorías "nacionalistas" en todos los países, o en casi todos (como los Kurdos en Turquía). 

Pero todo ello es un fenómeno de reciente, post XVIII, en tanto el Estado Moderno fue reemplazando progresivamente a las Casas Reales. Y es esta evolución histórica la que ha creado al Estado, a sus ciudadanos... y a sus nacionalistas; y por rebote a los nacionalistas que se quedaron sin él; y que quieren ser "iguales" que los otros. 

No obstante el Estado moderno está en crisis, y sólo son verdaderamente reales  los Estados (con su cuota de soberanía indiscutible) de las grandes potencias; los otros son "de mentirijillas" lo cual no quita, para nada, que tengan un nacionalismo muy fuerte y pujante ... como se puede apreciar por doquier. 

El desafío catalán, o escocés, o flamenco, o de cualquier otra parte del mundo, es un movimiento anacrónico, sin dejar de ser contemporáneo;  fundado en la ilusión de que que España, Italia, o Rumanía, son verdaderos Estados aunque en realidad mueven menos dinero, poder y capacidad de decisión que las grandes multinacionales. 

Una ilusión alimenta a otra ilusión, y nuestras emociones alimentan un nacionalismo virtual, literario, histórico y en última instancia tan sustancial como una pompa de jabón. Esto más que una ideología política se parece a una religión laica (en tanto su Dios, está en los cielos, y es tan inasible como la “nación” con que nos identificamos).

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Se me dirá que hay nacionalismos "democráticos" y yo pienso que casi todos lo son, mientras no pueden hacer otra cosa. Una cosa, y lo ratifico a diario, es "ser nacionalista” como individuo y otra muy diferente es el nacionalismo en el poder, como grupo político. Cuanto más nacionalismo con poder más autoritarismo, más propaganda masiva, más lavado de cerebro en los medios que se controlan, más educación regimentada, más presión contra los que no creen en la mística nacional, porque se necesita todo eso para mantener viva la ilusión de que “hay algo” después de todo. 

En cierta forma pasa como con las religiones; son todas muy respetables, pero ¡ay! cuando alcanzan el poder real. El cristianismo lo demostró en el siglo IV; El imperio con Constantino se hizo “cristiano” y se acabó el cristianismo de las catacumbas para surgir la Iglesia de los palacios.

Hay en el nacionalismo, un deseo ímplícito y subyacente de poder omnímodo que surge de su propio origen;  si se mantiene dentro de límites razonables no es por voluntad propia sino porque el medio hostil y competitivo no le deja ir más lejos. 

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Coincido contigo José que los nacionalismos son terroríficos ("han acabado con las manos manchadas de sangre"); y los que no, es simplemente porque no han tenido suficiente curso histórico para crecer y manifestar todas sus posibilidades. Cualquier nacionalismo, sea francés, español o catalán o gallego, o argentino, norteamericano o japonés. 

Una cosa es amar el lugar dónde uno nació o donde uno vive toda la vida (o gran parte de ella) y otra cosa es convertir ese amor en una "ideología" que hace prevalecer el poder y reparte los privilegios en exclusiva hacia la capa de la población que tiene en común, sobre todo, ser "nacionalista". Una cosa es amar a nuestra madre, y otra es ser “mamaísta”.

Todas las ideologías son peligrosas si se las deja a su aire; pero el nacionalismo es la más peligrosa de todas porque no necesita absolutamente nada para prosperar nada más que el deseo de ser superior por el mero hecho de estar en esa tierra un poco antes que el recién llegado. 

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¿Separarse de las zonas más pobres?

1.11.2012

Coincido con Elorza en que la historia se mitifica (siempre para servir a intereses presentes), y en la crítica que hace de la falta de ajuste de Cataluña a España. Esta falta de ajuste sólo es vivida en Cataluña, en otras partes del Estado o se niega o se falsea (recordar las bromas comparando al "catalán" con el español, al estilo del "escocés" con el inglés). La prensa general no analiza el problema, y la mayoría de los españoles quedan engañados entre la falta de información y las preocupaciones de la vida cotidiana -muy lejos de captar lo que funciona mal en el Estado-. Esta falta de ajuste es muy seria, y si se niega completamente termina siendo similar a "barrer bajo la alfombra"... llega un momento en que se levanta mucho polvo. 

No es posible que una región puntera sea machacada para mejorar sistemáticamente las peores, hasta tal punto que se termina estando mejor en "las peores" que en las mejores. Si alguien piensa que esto es un estado estable destinado a durar para siempre, debe ser un tonto de nacimiento o un aprovechado sin conciencia. El argumento que se maneja en Cataluña es peligroso (me refiero a que los que están mejor no tienen porque aguantar a los que están peor, resumiendo mucho los argumentos centrales), con esta misma lógica la Cataluña independiente debería deshacerse de aquellos territorios que estando dentro de Cataluña sean evidentemente pobres, de esta manera el nuevo estado emergente tendrá más posibilidades de triunfar. Y con la misma lógica los Estados europeos deberían particionarse dejando a la deriva sus zonas miserables o poco productivas. Así tendríamos una Francia más reducida, pero más rica, una Italia igual, una Gran Bretaña lo mismo y así de seguido. 

Con todas las tierras que no se abastezcan a si mismo, podríamos formar una Europa mala (al igual que un "banco malo") y dejársela que la administren los chinos, que ya tienen práctica en eso. Por eso creo que esta lógica perversa no es realmente el núcleo de la cuestión, sino lo esencial es el fracaso del Estado Español (representado simbólicamente por Madrid) por crear un país dónde sus zonas punteras sean locomotoras reales de progreso y no bueyes que arrastren un carro decimonónico. 


Yo no sé muy bien como se puede hacer eso; no quiero caer en la supuesta sabiduría de los tertulianos que pareciera que tienen la llave de todo. No lo sé. Pero si sé que se puede encontrar la raíz del problema, aunque no sepa como se soluciona éste. Sobre todo cuando este problema dura mucho tiempo y sus efectos se hacen muy evidentes.