Entradas desordenadas:

Facebook no facilita la posibilidad de rescatar entradas antiguas con comodidad, así que el desorden cronológico con que se suceden en este blog se debe a ello. Sólo con tiempo y paciencia se puede ir cada vez más atrás localizando reflexiones y pensamientos dignos de ser recuperados; la búsqueda resulta muy cansadora. Este blog hace una selección de la participación de Brigantinus desde su inicio... e introduce otras posibilidades no previstas en su origen... como "lo que no escribí en facebook" ... que, según creo, es la que encuentro más atractiva.

lunes, 18 de febrero de 2019

La coyuntura política en febrero del 2019

La convocatoria a elecciones del gobierno de Sánchez ha puesto a todos los partidos políticos en la necesidad de revisar o consolidar sus estrategias para alcanzar el poder, o una parcela de éste.

No se necesita mucha inteligencia para prever que difícilmente las cosas cambiarán luego de las elecciones; seguirán los independentistas catalanes a lo suyo y en el plano general habrá grandes componendas según lo permitan la cosecha de votos de cada uno.

El problema, por así decirlo, del observador desapasionado es decidir que situación teórica sería la mejor conforme a los objetivos racionalmente diseñados, es decir, a largo plazo. Y en eso estoy. Pienso que el eje principal de la política española pasa, en estos momentos, por desactivar el desafío independentista que es el que más posibilidades tiene para afectar la política y la economía española; amén de poder desencadenar procesos violentos de consecuencias inimaginables.

En este sentido me inclino, paradójicamente, por fortalecer la posición del tandem Puigdemont-Torras por ser su política frentista, defendella y no enmendalla, la que puede provocar más desastres internos en el ámbito separatista. Torras ha sido un regalo de los dioses para los constitucionalistas y su política la más acertada para fragmentar su campo, por su extremismo y su incapacidad para llegar a acuerdos con el gobierno central.

De esta forma nada mejor podría suceder que el partido de Puigdemont no sufra un varapalo importante en las elecciones generales y en las municipales.

Lo peor que podría sucederle a los constitucionalistas es el triunfo del partido de Oriol Junqueras porque su política de ampliar las bases separatistas es potencialmente mucho más peligrosa para España, en tanto cronifica el estado de cosas actual y lo convierte en un problema de décadas de inestabilidad y de crecimiento gradual de aquellos sectores que ven en la independencia una salida para la crisis permanente.

¿Y la paradoja, dónde está? En que para desactivar la cuestión catalana nada mejor que incentivar su ala más radical. De esta manera la derrota posterior será mucho más sonada y sus consecuencias mucho más destructivas para los intentos, que inevitablemente se sucederán, que busquen reconstruír el frente popular que se dió en octubre del 2017.

Porque una cosa debemos tener claro: inevitablemente, los movimientos separatistas en Cataluña se darán repetidamente a través de los siglos, hasta que las circunstancias externas hagan tal propuesta ridícula. Su poder de convocatoria no será nunca reducida a cero, porque siempre es atractivo pensar que un estado propio solucionará mejor los problemas del momento. Así que una vez aparecida la idea de lo que se trata es de reducirla a la impotencia, no eliminarla por completo, ya que es imposible. Además la existencia de una contestación al Estado no es mala en sí misma, porque provoca a menudo una reflexión crítica y valiosa para mejorar el estado de cosas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario