Entradas desordenadas:

Facebook no facilita la posibilidad de rescatar entradas antiguas con comodidad, así que el desorden cronológico con que se suceden en este blog se debe a ello. Sólo con tiempo y paciencia se puede ir cada vez más atrás localizando reflexiones y pensamientos dignos de ser recuperados; la búsqueda resulta muy cansadora. Este blog hace una selección de la participación de Brigantinus desde su inicio... e introduce otras posibilidades no previstas en su origen... como "lo que no escribí en facebook" ... que, según creo, es la que encuentro más atractiva.

domingo, 7 de junio de 2020

Houston, TENDREMOS un problema

Hay variadas opiniones sobre un mal que se percibe colectivamente: gobierno y oposición son incapaces de mantener una colaboración constructiva. Tienden a destruirse, o en el mejor de los casos, a ignorarse. Sus diálogos son aparentes y sus visiones de la realidad opuestas. No suele haber términos medios ni soluciones de compromiso, salvo en los casos en que la aritmética parlamentaria los hace estrictamente necesarios.El Gobierno Sánchez ha exacerbado tal problema porque surgió de un ataque parlamentario inesperado y que al principio parecía inoperante.Pero con su triunfo provisional generó un mar de fondo que aún estamos soportando, sólo que ahora está acompañado de una tormenta en toda regla. Quizá para los políticos tal situación sea normal y comprensible (aunque coincidan en que el panorama sería mucho más pacífico si los opositores cambiaran de opinión). Pero los ciudadanos 'de a pie,' que somos todos los que no tenemos a la política como profesión o interés principal (excluyendo a militantes, periodistas y personal comprometido) lo que hacen los políticos resulta extravagante, ininteligible y a veces perverso.
Observo, siento, entre políticos y ciudadanos no politizados un divorcio radical; tan completo como el que se da entre gobierno y oposición. Hay así una doble fractura social: entre políticos entre sí y entre políticos y ciudadanos normales. La primera fractura es tolerable (aunque no deseable), la segunda es altamente peligrosa... sobre todo a mediano plazo. Y puede llegar a ser explosiva si coincide con otras fracturas que también se dan en la sociedad: ricos-pobres, instruídos-estudios mínimos, lugares de origen con emociones en pugna, lenguas excluyentes, razas diferentes, etc.
Algunos estudiosos opinaban, en tiempos pasados, que cuando la mayoría de las contradicciones sociales se alineaban coincidiendo en dos bandos opuestos, entonces teníamos el desarrollo de una revolución, o guerra civil, o dictadura populista. En cualquier caso la democracia se vacía de contenido, pura cáscara, y se llega a un régimen autoritario como consecuencia inevitable.Tengo la sensación de que en España estaríamos cerca de esa fusión de fracturas... si no fuese porque la U.E. actúa de paraguas, pararrayos y colchón simultáneamente. Sin la presencia benéfica, y a la vez intimidatoria, de la Unión supongo que ya habría estallado el Régimen actual.Más ahora se ha agregado un nuevo ingrediente al coctel político: la U.E. está en su momento más débil, y la acometida del Corona Virus ha puesto al descubierto sus vergüenzas. Las razones de esta debilidad son variadas y van desde la construcción de una moneda única sin una efectiva unión económica, hasta la separación de uno de los Estados más importantes del Unión: G.B. Sin descartar una razón muy profunda: ya no existe el idealismo europeo porque la segunda guerra mundial está semi olvidada.
Además nunca la Unión dejó de ser un fenómeno político y administrativo; lo cual es mucho pero a la vez es muy poco. La Unión nunca alcanzó el corazón de sus habitantes; no existe algo así como "patriotismo" europeo, ni nunca se intentó formarlo, porque entraría en contradicción con el patriotismo nacional mucho más fuerte. Por lo tanto la Unión se parece más a un edificio en construcción que ya tiene estructura, paredes y servicios fundamentales, pero que aún no se ha convertido en un hogar compartido por todos sus inquilinos... salvo para okupas desesperados que generalmente provienen de extramuros. No digo que sea así, la metáfora no es perfecta, pero se le asemeja, sobre todo en épocas de crisis como la presente.
Con una Unión imperfecta, quebradiza por su incompleta integración y atenazada por populismos nacionales, o locales, la situación en nuestro país es aún más delicada. O hacemos algo para superar el divorcio entre políticos y ciudadanos, o los hechos actuarán conforme a su lógica subyacente. Y ésta es muy sencilla: ganará el más fuerte. Tendremos la satisfacción inmediata de ver como se ahogan los políticos corruptos y los nacionalismos periféricos imbéciles... pero será un placer corto y breve porque luego sufriremos colectivamente una vuelta atrás en nuestra convivencia política con un alto coste económico y político. No nos engañemos, la convivencia es difícil pero a la larga se mejora y el resultado termina siendo el progreso colectivo. Si la Segunda República no hubiese abortado su camino las viejas rencillas se habrían olvidado o superado y el país como un todo habría ganado. Ojalá las emociones no nos venzan y podamos superar tiempos tan agitados.

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